Mientras bajaba por la escalinata de Piazza di Spagna, la princesa Anna (o, lo que es lo mismo, Audrey Hepburn) comía un helado. Minutos después llegaba su caballero, el apuesto periodista Joe Bradley (Gregory Peck), y juntos paseaban en Vespa por las calles de la Ciudad Eterna.
Es una de las escenas más significativas de la oscarizada "Vacaciones en Roma", pero, ¿quién no ha emulado a la protagonista de la película y ha probado un gelato mientras recorría alguna ciudad italiana?

El helado forma, junto con la pasta y la pizza, el triángulo de los productos típicos italianos. Se calcula que, en 2011, había casi 37.000 heladerías a lo largo de la Bota y es considerado como el postre favorito para un 73% de los italianos.
El mito nos cuenta que este alimento nació en Italia, pero algunas fuentes lo sitúan un poco más lejos, en China, donde se mezclaba la nieve con miel y frutas. Algo parecido ocurría en la corte de Alejandro Magno y durante el gobierno del emperador romano Nerón, que hacía llevar la nieve de los Alpes. Los cocineros árabes de los Califas de Bagdad también realizaban mezclas de nieve con zumos de fruta, a lo que llamaron "sharbets" (origen de la palabra "sorbete").

Durante los siglos XVI y XVII, la costumbre de tomar helado se fue extiendo por toda Europa, principalmente en las cortes de España, Francia e Inglaterra. En 1660 apareció la que está considerada como la primera heladería de la historia: era el parisino "Café Procope", regentado por el siciliano Francesco Procopio, quien inventó una máquina con la que obtenía una crema parecida a los helados actuales.
A partir del siglo XVIII, los helados se popularizaron y empezaron a aparecer recetas en libros de cocina. También llegaron a América del Norte: en 1770, el genovés Giovanni Bosio abrió la primera heladería de Nueva York. Pero fue gracias a Nancy Johnson que el helado se industrializó, ya que, en 1846, esta estadounidense inventó la primera heladora automática.
Desde entonces, el helado se ha convertido en uno de los postres favoritos en todo el mundo. Un producto de consumo obligado en las visitas a Italia, complemento ideal para pasear por el centro de Florencia, recorrer los canales de Venecia o descubrir los secretos que se esconden en los pequeños pueblos de la costa siciliana... En cucurucho o en tarrina, de chocolate, stracciatella, pistacho o de limón, como el de la canción de Paolo Conte, cualquier momento, lugar y sabor es bueno para disfrutar de un buen helado italiano.
mmmmmm...el de pistacho de la Palmaa!!
ResponderEliminar- Rocío