21 de marzo de 2013

La cocina, ya no tan secreta, del Vaticano


El Vaticano es el estado más pequeño y menos poblado del mundo, y también uno de los más desconocidos. Su cocina, caracterizada por la variedad y la complejidad, está basada en la gastronomía italiana aunque enriquecida por los gustos y orígenes de los papas, y por las modas de cada momento.  


Hace unos días, los ojos de millones de personas se posaron en la Plaza de San Pedro y en la chimenea más famosa del mundo. La fumata blanca indicaba que el catolicismo tenía nuevo pontífice y  Roma nuevo obispo. Pero, ¿qué comerá el papa Francisco? ¿Qué han comido sus antecesores?

La escritora y periodista Eva Celada habla de ello en “Los secretos de la cocina del Vaticano”. Un libro que, en palabras de su autora, es el “más laborioso y complejo” que ha realizado y donde el secretismo de la Santa Sede ante asuntos que considera “de índole privado” no ha ayudado. Este recorrido de casi 300 páginas a través de la gastronomía vaticana comienza con el menú de la mismísima Última Cena de Jesús y termina con los platos que se prepararon para la Coronación de Benedicto XVI.

Los dos primeros capítulos se centran en la gastronomía vaticana en la Edad Media (desde el inicio del Cristianismo hasta el siglo XIII) y durante el Renacimiento (un episodio que abarca hasta el siglo XIX y excede, en mucho, los años que duró este movimiento). Demasiada cantidad y variedad de información que se mezcla en un conglomerado de fechas, papas, lugares (no solo cuenta lo que ocurre dentro de las murallas vaticanas) y productos que provoca que el lector se pierda entre tantos datos.  

Un apartado especial merece la confitería del Vaticano, considerada una de las mejores del mundo. En este capítulo se pueden descubrir las “dulces debilidades” de algunos papas, como la focaccia di mandorla (tarta tradicional italiana) que encantaba a Juan XXIII o el dulce de leche que solía tomar Juan Pablo II.

El libro continúa con un repaso a los gustos culinarios de todos los papas desde comienzos del siglo XX. Gustos marcados, como recalca Celada, por las experiencias y la personalidad de los propios pontífices. Se centra la escritora en las figuras de Juan Pablo II y Benedicto XVI, los dos últimos papas (a fecha de 2006, momento en el que se publicó el libro), y hace un repaso no solo por lo que se come durante sus pontificados, sino también por el protocolo, el supermercado vaticano o las cocinas del personal.

Uno de los puntos fuertes del libro es la inclusión de un centenar de recetas que se han comido en el Vaticano a lo largo de la historia. Recetas, eso sí, que a veces están un poco alejadas del común de los mortales, como ocurre con el “esturión con pétalos de rosa al gusto del papa Dámaso”, el “pavo real de Coronación” (pavos reales vestidos con sus plumas), o el “mousse de faisán”.

Un libro aderezado con gran cantidad de fotografías de platos, cuadros o grabados que, en la gran mayoría de las ocasiones, carecen de pie de foto y su información no va más allá de un pequeño extracto de lo que se cuenta en el libro. 

En definitiva, “Los secretos de la cocina del Vaticano” es un curioso viaje a ese estado tan conocido y desconocido a la vez, tan italiano y tan internacional, y en el que en muy contadas ocasiones se pueden entrar, como se suele decir, “hasta la cocina”. 


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